La última semana en Chile he tenido la posibilidad de conversar con varias personas relacionadas al sector forestal. Las empresas grandes parecen tener como prioridad la producción de fibra (pulpa) y enchapados (plywood), mostrando poco interés en la producción de madera que cumpla con normativa estructural, ya sea como tablas o como CLT.
Por otro lado, hay grupos de ingenieros y arquitectos que sueñan con construir edificios de hasta 15 pisos con madera (mass timber). Me pregunto si es una opción realista, porque ¿de dónde va a salir esa madera? Tal vez sea más lógico solucionar el problema de diseño y logístico para producir casas a gran escala y algún que otro edificio de 4-5 pisos, porque—de nuevo—¿quién va a producir esa madera?
Aquí conviene mencionar a uno de los grupos más vapuleados del sector forestal: los pequeños y medianos propietarios (PYMP) y PYMES Bosque, que son cerca del 30% del área plantada de pino radiata. En este momento están en una situación precaria, porque la producción de “metro ruma” (madera para fibra) no es suficientemente rentable como para garantizar reforestación.
Dado que el principal mercado de metro ruma son las grandes empresas, subsidiar a los PYMP y PYMES Bosque para producir metro ruma es subsidiar a las grandes empresas, lo que no tiene sentido económico y político. Una opción sería subsidiar y dar apoyo tecnológico (silvicultura, genética, etc) a los PYMP y PYMES Bosque para la producción de madera de construcción, que implica rotaciones un poco más largas, junto con silvicultura y manejo diferentes. Así el subsidio tiene la posibilidad de apoyar un sistema productivo más sostenible, que alimente a los aserraderos independientes (cuyo negocio es madera aserrada), de mayor valor—produciendo madera estructural—y que apoya el desarrollo de la construcción con madera en Chile.