Evolving notes, images and sounds by Luis Apiolaza

Category: research (Page 1 of 8)

What is in your “incomplete project” drawer?

I love learning, trying new ways (to me) of analysing data. Most of my learning is self-taught (autodidact would be the two-dollar word); that is, I hit my head against a problem for a few times, read blogs, articles, more head-hitting and get things working. In some ways the process is highly inefficient: it would be a lot easier to take a course (if available). However, the inefficiency is somewhat compensated by the actual learning that occurs, as learning by doing is easier to retain.

Many researchers run a lot of ideas, some of them end up as published articles, but many (most in my case) are never formally published. Formal publication needs a lot of work and—confession time—I often find the formal writing part really-super-extremely boring. Writing fiction is fun, following a recipe for an article not so much for me. I really envy people for whom scientific writing comes easily.

Anyhow, I was reading this article announcement in LinkedIn and then I thought “I was mucking around with something related in 2019!”. Using Bayes B approaches with extractive contents in wood, but in my case it didn’t work out so well, so I shoved it in my incomplete project drawer. I don’t mean a literal, physical drawer in my desk, but in a computer folder. This got me thinking about all the other things that were learning experiments, just sitting there. And this took me to thinking of other researchers and their own drawers: there must be a huge number of ideas, experiments, analyses that never went anywhere, not even as a blog post. 

On the plus side, I get the pleasure of reading and learning about NIRS from a cool paper on blueberry breeding (yum!).

Imagine a disorganised drawer, but instead of cables it contains incomplete analyses.

9,000 km to the East

The end (of the semester) is nigh, involving the typical drama of assignments, grades, etc. On top of that, Duncan McLean (one of our PhD students) successfully defended his thesis, which now means including a few suggested changes so he can be formally called Dr McLean. And working with Juan Carlos Valverde (a visiting PhD student from Universidad de Concepción), plus preparing a presentation for the IX Chilean Congress of Forest Sciences, this October in Valdivia, which happens to be roughly 9,000 km to the East.

The presentation introduces a paper that we are writing with my colleague Clemens Altaner, looking at the genetic control of pith-to-bark stiffness trajectories.

Increment cores in front of acoustic scanner.

Last day of teaching

…for this semester. I was really trying to keep my head above water, but gulp, glug, I kept on taking water in. There is a pile of marking and two exams coming my way in a few weeks. Anyone that could invite me to their home in Rarotonga? I need to recover from the always brutal semester steam roller.

Despite all the teaching, ideas keep on living for free in my head. Where to next? This is a common question when working in research: at some point the project has to be completed. Perhaps everything went well and the objectives were achieved, the findings were published, the student completed their PhD, etc. Or, perhaps, the whole thing was messy, or unattainable, or the experiment didn’t work out, or we run out of money.

Last weekend one of our students submitted his PhD, with chapters either published or somewhere in the publication pipeline. There is a sense of Where to next? From an implementation point of view, it is a matter of using the results, perhaps tweaking things here and there, but now it is an operational breeding programme issue. That topic will have to wait before I revisit it.

In conversations with a colleague in Chile (A) we talk ideas. Another colleague (B)informs us that our frontrunner was “too applied” for funding. It could make a significant practical difference, at least in my opinion, but the funding body has a strong preference for more “fundamental” research. The same funding body that does not like forestry too much, because it is “too slow”. When you put fundamental + forestry is hard to get results in 3 years of funding. Go figure.

B suggested another idea in which I am still getting my head around. Not quite my topic BUT I am a sucker for interesting problems and learning. Now reading about stuff that’s new for me, and see if I can connect it in a meaningful way to #breeding and #woodquality, and I don’t have to go all the way to Kevin Bacon’s degrees of separation.

I dislike (or should I say hate?) the push of Large Language Models (LLM) for writing. I can’t see the point, because Where is the terapeutic value of asking ‘write 300 words in Luis’ style’? I can, pardon, I need to write this because I can’t stop writing. I have to empty my head: it is 4:30 pm, Friday afternoon, the last day of teaching of this semester. Phew! And that’s how #academia feels today, ladies and gentlemen.

¿A quién citamos en el sector forestal?

En mi post anterior preguntaba ¿A quién subsidiamos en el sector forestal?, lo que despertó una buena y civilizada discusión. Aprecio mucho la posibilidad de conversar así.

Hoy ví que Horacio Gilabert puso un link a una columna en El Mostrador que nos recordaba las palabras de Jacques Chonchol a la Asociación de Ingenieros Forestales en 1970. Un llamado a plantar árboles en tierras erosionadas por la eliminación de bosque nativo y sobreexplotación agrícola. Muy interesante, pero me preguntaba del contexto: rara vez uno escucha palabras de un fundador del Movimiento de Acción Popular Unitario (MAPU) en la discusión forestal actual.

Es fascinante recordar lo que dijo Chonchol, Vicepresidente del INDAP durante el gobierno de Frei y Ministro de Agricultura de Allende (implementando la reforma agraria) con respecto a la necesidad de plantar árboles en Chile. Ahí ya hay más contexto: era plantar pero hacer otros cambios radicales.

Viene a colación recordar que el mismo Chonchol publicó el libro “Por una nueva reforma agraria para Chile” en 2018, en que el capítulo 14 llama a “evitar la extensión del monocultivo forestal” y el capítulo 12 a “evitar la nueva concentración y extranjerización de la tierra” y el capítulo 17 a “devolver a las comunidades mapuches las tierras usurpadas y desarrollar una política de mejoramiento económico y social de los pueblos indígenas”. Uff, ¿Mucho contexto? Quizás. El libro es asequible y conviene darle una mirada antes de invocar a Jacques Chonchol como un partidario de más plantaciones de pino y eucalipto.

Yo también estoy de acuerdo con que necesitamos más árboles en Chile pero—como decía en un comentario en el post original—no podemos repetir los subsidios del DL701 y esperar un resultado diferente. Necesitamos paquetes tecnológicos que conduzcan a un manejo forestal que produzca madera que califique de grado estructural si queremos madera para construcción en altura. En caso contrario, vamos a seguir alimentando el mercado de metro ruma, con poco valor agregado, pasando parte del subsidio a las empresas de pulpa y las PYMEs continuarán quebrando por falta de materia prima apropiada.

Podemos pensar en plantar algunas especies nativas; he escuchado cosas muy interesantes acerca de roble, raulí y su híbrido, viniendo de la Universidad Austral. Podemos usar otras especies exóticas también, que amplíen la cadena productiva con más alto valor. Ahí estamos hablando de subsidios interesantes y de un sector forestal más diverso. Buscando algo así entré a estudiar Ingeniería Forestal un día de marzo de los años ochenta en Antumapu.

¿A quién subsidiamos en el sector forestal?

Las últimas semanas ha habido una ofensiva comunicacional grande del sector forestal chileno, con participación de las empresas grandes, CORMA, el Colegio de Ingenieros Forestales, etc. Editoriales, entrevistas a página completa, cartas al editor… acceso completo a los medios. Instalando la idea de una crisis del sector forestal, de la necesidad de “apoyo” del gobierno, de incrementar la seguridad en la macrozona sur y de políticas que impulsen la expansión del área plantada.

Un componente importante de esa ofensiva comunicacional es establecer como punto de prensa la necesidad de subsidios, en ocasiones indirectamente (“el área forestal creció mientras hubo subsidios, ahora no”), a veces directamente (“necesitamos subsidios”). Otro componente es destacar que el apoyo es para la pequeña y mediana empresa, no las grandes, porque se ve feo que empresas con capitalizaciones de miles de millones de dólares anden pidiendo apoyo del Estado.

Estaba en la ducha, lugar de origen de muchas ideas de investigación y artículos, pensando en esta historia cuando me surgió la siguiente duda: ¿Cuánto de los subsidios a la pequeña y mediana empresa es, al mismo tiempo, subsidio a las grandes empresas?

Línea de pensamiento: el mercado de trozas de pulpa es un monopsonio o un oligopsonio para los pequeños y medianos propietarios forestales (uno o dos compradores, depende de dónde uno esté). Las empresas de pulpa tienen sus propias plantaciones, pero también compran de terceros y fijan el precio de metros ruma (unidad de volumen 1 m x 1 m x 2,44 m), afectando en buena medida la rentabilidad de pequeños y medianos propietarios. Subsidios a las plantaciones se transfieren, al menos parcialmente, como subsidios a las empresas grandes que logran mantener su rentabilidad por medio del precio de metros ruma.

Me gustaría saber si hay estudios que han mirado a este ángulo del problema. Esto es lo que pensaba mirando desde la distancia al sector forestal chileno, necesita ser pulido, digerido, dado vuelta, procesado y escrito con más claridad. 🙂

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